sábado, 7 de marzo de 2009

El chupacabras

¡Hola, nuevamente! Aquí les dejo una historia que escribí hace poco. La escribí en un momento en el cual casi no tenía tiempo para hacer nada, más que estudiar... Pero de pronto tuve media hora libre, y éste fue el resultado: una historia en la que "vuelvo a creer" en la magia de escribir. ¡Así que disfrútenla!

El chupacabras

Si la vida fuera sencilla, Jacobo no hubiera estado en esa situación. Es cierto, no todos los días uno se encuentra con un chupacabras en la sala de su casa; pero era una oportunidad única para volver a creer.

La criatura, de un metro de alto estando erguida, sobre sus dos deformes pies, era la cosa más repugnante que jamás había visto. Tenía llagas en toda la piel de las cuales salían chorros de baba y pus. La espalda, codos y rodillas estaban adornados con una serie desordenada de espinas óseas, algunas rotas, todas amarillentas. Mostraba los dientes llenos de sangre, amenazando a Jacobo y a Pino, su fiel acompañante canino, un perro de raza mixta.

Jacobo estaba parado frente al chupacabras, tratando de alejarlo con una escoba vieja. Pino sangraba de una pata, manchando de sangre la alfombra. El Chupacabras lo había mordido, al defender a su dueño. Jacobo estaba enojado, asustado y preocupado. Le costaba pensar. Casi todo lo hacía de manera instintiva. Se sentía como en un sueño.

Pero tuvo que volver a la realidad cuando el chupacabras volvió a lanzarse sobre ellos. Jacobo levanto la escoba, la cual se partió en dos cuando golpeó a la bestia en el pecho. Un fuerte sonido, como una explsión. Las manos de Jacobo palpitaban por el golpe. Seguía sosteniendo el astillado palo de la escoba entre las manos.

El chupacabras, que había caído al otro lado de la habitación, debajo de una ventana, no se movía. "¿Estará muerto?", pensó Jacobo, sabiendo que no debía celebrar tan pronto. Pero el animal ya no se movió. Un río de sangre verde iba manchando toda la alfombra alrededor del monstruo. Pino se acercó arrastrando la pata malherida. La curiosidad era mayor que el dolor.

"Está muerto", confirmó Jacobo, intentando sonreír; aunque no pudo. Aún no creía que lo había matado sólo con un escobazo. Sintió asco al tocar a la babosa alimaña que tenía frente a él. Sus manos se mancharon de su sangre, una sustancia verde y pegajosa, que parecía salida de una historia de ciencia ficción. Pino se quejó del dolor. Jacobo dejó su admiración por un lado, y se decidió a llevar a Pino al veterinario. Pero en ese momento alguien tocó la puerta.

Jacobo abrió. Su molesto vecino, Don Rodrigo, estaba parado frente a él, con su bigote blanco y su sonrisa siempre fingida. Jacobo no apreciaba en ningún sentido a Don Rodrigo, quien todas las noches trabajaba en el sótano de su casa, haciendo un ruido descomunal.

"¿Estás bien, Jacobo?", preguntó él. Jacobo no estaba de humor para recibir a vecinos que fingían preocupación. El frío de la noche entró con fuerza en la casa. "¿Está bien tu perro?"

"Todo está bien", dijo Jacobo. En ese momento notó que Don Rodrigo llevaba una pistola en la mano. "Si me disculpa, tengo que llevar a Pino al veterinario..."

"Tu perro está condenado a muerte", dijo Don Rodrigo. "Una mordida de chupacabras te mata en setenta y dos horas, o menos".

Jacobo vio hacia su perro, y sintió que la tierra se abría bajo él. Era el único miembro de su familia que quedaba.

"¿Cómo sabe del chupacabras?"

"Los ví por la ventana", respondió Don Rodrigo, "y le disparé justo cuando lo golpeaste con esa escoba..."

"¿Le disparó?", preguntó Jacobo, sorprendido. "No lo noté..."

Fue entonces cuando Jacobo comprendió el sonido de exposión que escuchó. Vio hacia la ventana y observó que había un agujero en ella. No lo había visto antes.

"Gracias", dijo Jacobo, sin saber qué más decir. "Ahora, si me disculpa, tengo que llevar a Pino al veterinario".

"Tu perro va a morir, Jacobo. No lo lleves al veterinario."

"¿Por qué? ¡Tengo que hacer algo por él!"

"Entonces llévalo con Gerónimo."

"¿El brujo?"

"No es brujo, es curandero. Pero no le digas a nadie qué sucedió, excepto a él. Y no me menciones a mí."

Sin comprender eso que le había dicho, Jacobo llevó a Pino con el curandero. Le relató lo que había sucedido, pero no dijo nada acerca de Don Rodrigo. Gerónimo, el curandero, le dijo a Jacobo que dejara esa noche a Pino con él, y que regresara al día siguiente. Sin gustarle mucho la idea, Jacobo regresó solo a su casa. Limpió su sala y quemó el cuerpo sin vida del chupacabras, tal y como el curandero le había dicho.

Luego de lavar la alfombra, Jacobo se sentó junto a la ventana con el agujero. La casa de Don Rodrigo se veía desde ahí. Jacobo estaba agradecido que Don Rodrigo los había salvado.

Eran casi las once de la noche cuando Jacobo decidió ir a dormir. Había estado sentado casi una hora junto a esa ventana. Pero antes de haberse levantado, la puerta de la casa de Don Rodrigo se abrió, dibujando una extraña silueta negra con fondo amarillo brillante. Era una persona, que Jacobo supuso era Don Rodrigo, cargando varias jaulas pequeñas. Dentro de las jaulas había pequeños animales que se movían intranquilamente, haciendo un ruido descomunal. Jacobo lo identificó como el ruido que venía todas las noches del sótano de Don Rodrigo. Entonces se fijó más en las criaturas.

Por años, Jacobo había dejado de creer en cualquier cosa que se relacionara con la magia, y luego le hicieron creer que tenía problemas psicológicos. Pero esa noche volvió a creer en las criaturas que estaba viendo en las jaulas: hadas, chupacabras, duendes... Todos haciendo ruido. Y había una sola jaula vacía...

Ahora Jacobo lo comprendía. El chupacabras se había escapado de la casa de Don Rodrigo, y él tenía criaturas mágicas encerradas en su casa. Era hora de Jacobo tomar una decisión: iba a probarle al mundo que no estaba loco.

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3 comentarios:

David (eL DAD) dijo...

Mano, estas historias son adictivas!
Y esta se quedo a la mitad supongo.. y pz ojala no se muera el perro T_T

Anónimo dijo...

Man!!!!... man!!!! mejor deja de estudiar y dedicate a esto!!!!! ((gran mala influencia)) pero en serio!!! creo q comeras más de esto q de otra cosa!!!




F.Nivek XD

Josué Rodríguez dijo...

Mira pues... deberias de ponerte a escribir tus historias por una semana, luego publicalas... te harias rico ps! en serio manos sos de lo mejor para eso de escribir... mis respetos
Aparte de la u le deberias dedicar tiempo a esto porque si se mira que tenes buen futuro.