sábado, 28 de marzo de 2009

Ocho treinta pe eme, siendo vientiocho de marzo de dos mil nueve

¡Hola, de nuevo! Aquí les traigo una historia que me gustó mucho al escribirla, pues tuve que imaginar cosas que nunca he visto, ya que nunca he volado. Aquí les dejo la historia, para que me cuenten qué piensan de ello:

Ocho treinta pe eme

Era divertido ver cómo las montañas estaban cortados en cuadros casi perfectos. Desde esa altura se veían como retazos de tela unidos para hacer una sábana que cubriera las irregularidades del paisaje. Y era de lo más hermoso que jamás había visto.
Iba volando sobre un bosque, donde el ser humano aún no había construido. Era divertido ver cómo los árboles jugaban con el movimiento del viento, heciendo ver como si las copas de los árboles fueran como almohadas gigantes, verdes y esponjosas almohadas gigantes. Talvez parecían más como brócolis gigantes. Pero eso no importaba, porque era interesante ver cómo el ambiente iba cambiando mientras se deslizaba por los aires, como si estuviera en un sueño...
De pronto el bosque terminó abruptamente. Había llegado a una parte donde se había construido un residencial. Eso acababa con la armonía de antes. Y mientras más se deslizaba, menos se apreciaba el ambiente natural. Calles y avenidas se entrecruzaban para formar un tejido gris entrelazado, dornado con edificios y autos móviles. Incluso había miles de puntitos moviéndose sin rumbo fijo, como si tuvieran mente propia. Eran los habitantes, que caminaban absortos en sus pensamientos, sin fijarse mucho en lo que los rodeaba, tratando de evitar los actos violentos.
Y mientras más avanzaba sobre la ciudad, más era el humo que respiraba, hasta llegar a un punto en el que tosía cada quince minutos. Sin embargo, no era en todas partes de la ciudad donde sucedía eso. Paola estuvo dando vuletas sobre la ciudad toda la tarde, viendo que en algunas partes las personas cuidaban del ambiente, y en otras partes no (sobre todo, las personas que necesitaban contaminar para ganar dinero).
pronto comenzó a anochecer. Mientras estaba sobre la ciudad, Paola se detuvo a flotar sobre el Palacio Nacional, para observar desde lo alto la puesta del Sol, que se ocultaba detrás de las montañas. Se elevó un poco más, para tratar de seguir al Sol en su puesta, pero pronto oscureció.
Las luces de la ciudad iluminaban cada esquina, cada edificio, cada ventana... Las luces móviles de los autos móviles se veían como pequeñas luciérnagas que seguían caminos fijos, desesperadas por llega a algún destino desconocido para Paola. Los centros comerciales y restaurantes demostraban su existencia con grantes carteles luminosos, visibles incluso a la altura a la que se encontraba Paola.
Pronto Paola se cansó de levitar, pues hbía estadod haciéndolo por todo el día. Empezó a recordar su viaje sobre los campos, y cómo éste terminó sobre el Palacio Nacional de Guatemala observando rótulos de restaurantes de comida rápida.
Entonces regresó a su casa, atravesando la ventana de su cuarto. Se vio a ella misma acostada sobre su sillón verde, como si estuviera dormida. Volvió a unirse con su cuerpo y despertó.
Entonces Paola se paró de su sillón y vio el reloj de pared que tenía a su izquierda, a un lado de su cama. Eran las 8:30 pm. Era la hora de apagar las luces...

------------------------------------------------------------------------------------------------

Creative Commons License
Esta obra está bajo licencia de Creative Commons.

3 comentarios:

David (eL DAD) dijo...
Este blog ha sido eliminado por un administrador de blog.
Diego dijo...

El comentario anterior fue eliminado accidentalmente. Éste decía así: "La historia es bn descriptiva (me gustó lo de los brócolis gigantes); y pues la historia es megasencilla y completamente imaginativa... Está muy muy muy MUY buena, el final da como sensación de paz (difícil de explicar por cierto); es increíble como el hecho de describir un sueño tan simple como lo es volar, puede ser una historia tan increíble; de nuevo Felicidades RECK! XD ".
Perdón por el inconveniente.

Anónimo dijo...

aaawww. Diego. :) ojalá yo pudiera hacer lo mismo que Paola. Tal vez en algún momento, t vas a cansar de tanto oír que te diga que tus historias son excelentes, por lo que esta vez me limitaré a agradecerte. Gracias por seguir escribiendo, en serio que siempre lográs sacarme una sonrisa con lo que escribís. :D Seguí así, por favor! ::)